CANNABINOIDES, ¿Sabes que no sólo están en la planta?
Los cannabinoides son un conjunto de moléculas químicas con una estructura determinada, la cual se caracteriza por enlazar con los receptores cannabinoides del cuerpo y del cerebro. Aquellos cannabinoides que no provienen de la planta Cannabis sativa L. tienen efectos similares a los producidos por la misma.

Es un grupo de sustancias muy amplio y diverso que puede clasificarse de varias formas, pero la más útil es la siguiente:
FITOCANNABINOIDES
Son compuestos caracterizados por 21 átomos de carbono que aparecen únicamente en la naturaleza en la especie Cannabis sativa L.
Se han descubierto ya en torno a 70 fitocannabinoides. La planta sólo es capaz de sintetizar los fitocannabinoides directamente en sus formas ácidas no psicoactivas. Sin embargo, la influencia del calor o de la luz provoca la transformación en las formas neutras activas.

ENDOCANNABINOIDES o CANNABINOIDES ENDÓGENOS
Los endocannabinoides los producen casi todos los organismos del reino animal. Estos son ligandos endógenos naturales que se enlazan a los receptores cannabinoides. Los endocannabinoides y los receptores cannabinoides conforman el sistema endocannabinoide, implicado en una amplia variedad de procesos fisiológicos muy importantes para la supervivencia de las especies.

CANNABINOIDES SINTÉTICOS
Son sustancias diseñadas y creadas en laboratorio, cuyo objetivo es activar los receptores cannabinoides que poseemos en el organismo.
Algunos ya se comercializan como medicamentos, como Dronabinol (Δ9-THC sintético), principio activo de MARINOL, comercializado en los Estados Unidos desde el año 1985 para las náuseas, los vómitos, la pérdida de apetito y de peso. O Nabilona, pricipio activo de CESAMET, un medicamento aprobado para el control de las náuseas y los vómitos provocados por la quimioterapia contra el cáncer.
Existen otros cannabinoides sintéticos que han sido diseñados como herramientas para la investigación científica en el campo cannabinoide, aunque nunca han superado los ensayos clínicos necesarios para demostrar que resultan seguros para el consumo humano. Estos cannabinoides pueden provocar ansiedad y pánico a niveles muy superiores que los fitocannabinoides.
